Diversas investigaciones sugieren que las experiencias oníricas estarían asociadas con una mejor gestión de emociones difíciles y una mayor capacidad de adaptación. Sin embargo, advierten que la función exacta de soñar sigue siendo incierta
Por Osvaldo Ortiz
Los sueños siempre ejercieron gran fascinación en la humanidad. Las personas duermen aproximadamente un tercio de sus vidas, y buena parte de ese tiempo transcurre soñando. Sin embargo, el propósito de esas experiencias, siguen siendo un misterio y su interpretación es incierta.
La ciencia aún no logró determinar una respuesta concluyente, pero diversas investigaciones ofrecen pistas sobre cómo los sueños pueden influir en la salud mental, la regulación emocional y la adaptación psicológica. Un informe de Popular Science abordó los enfoques actuales, que combinan avances en neuroimagen con perspectivas de la psicología cognitiva y psicoterapia.
En este contexto, la investigadora Deirdre Barrett, de la Universidad de Harvard, afirmó: “Hay tantas respuestas a la pregunta: ‘¿Cuál es el propósito de soñar?’, como psicólogos del sueño”. A través de su observación reflejó la complejidad del fenómeno.

Un abanico de posibles funciones
Según especialistas consultados por Popular Science, entre las principales teorías sobre la función de los sueños se encuentran el psicoanálisis, la simulación de amenazas, la consolidación de la memoria, la regulación emocional y la resolución de problemas.
De acuerdo con Barrett, soñar es una forma distinta de pensar, complementaria al pensamiento en vigilia. Esta multiplicidad de perspectivas sugiere que los sueños podrían cumplir varios roles simultáneos, o que distintas personas y contextos generan distintos tipos de sueños con funciones diversas.
Sueños traumáticos: contenido y función
Los sueños traumáticos recurrentes fueron analizados en estudios recientes con un enfoque psicodinámico. Scientific Reports difundió una revisión sobre 64 estudiantes identificó cuatro grandes temas en sus sueños: amenaza, disociación somática, abandono y nacimiento forzado.
Asimismo, el análisis sugiere que estos sueños reflejan el funcionamiento psíquico profundo, y que al analizarlos en psicoterapia es posible comprender mejor los conflictos que los originan. La teoría freudiana considera que estos sueños pueden simbolizar tanto un intento de resolución como una repetición compulsiva del trauma.
El investigador Michael Schredl y su equipo concluyeron que la intensidad emocional de estos motivos oníricos está relacionada con la necesidad de ajuste emocional. Así, los sueños traumáticos no serían disfuncionales, sino herramientas para procesar la ansiedad y el dolor.

Freud y el origen del enfoque psicológico
El primero en proponer una interpretación sistemática de los sueños fue Sigmund Freud, quien en 1899 publicó La interpretación de los sueños. Según Freud, los sueños eran expresiones simbólicas de deseos reprimidos y conflictos inconscientes. Afirmaba que su análisis podía revelar contenidos ocultos del psiquismo.
Sin embargo, dicha teoría fue criticada por su subjetividad y su enfoque centrado en la sexualidad. Aunque sus métodos no son replicables científicamente, su influencia persiste, especialmente en el análisis de sueños traumáticos o recurrentes en el contexto terapéutico.

Simulación de amenazas y consolidación de memoria
Una propuesta más reciente es la teoría de la simulación de amenazas, del neurocientífico Antti Revonsuo, quien planteó en su análisis que los sueños serían un mecanismo evolutivo que permite ensayar respuestas ante peligros. En otras palabras, el cerebro usaría los sueños como un campo de entrenamiento para la supervivencia.
Un estudio destacado observó los sueños de niños kurdos expuestos a situaciones bélicas. Estos reportaron con mayor frecuencia sueños de amenaza en comparación con niños finlandeses no traumatizados.
Sin embargo, una investigación posterior detectó menos sueños amenazantes en personas de zonas de alta criminalidad en Sudáfrica que en otras de bajo crimen en Gales, lo que pone en duda la universalidad de esta función.
Otra teoría con respaldo neurocientífico es la de la consolidación de la memoria, que propone que durante el sueño el cerebro organiza y refuerza la información reciente. De esta manera, el hipocampo y la neocorteza trabajan conjuntamente para integrar recuerdos recientes con otros más antiguos, lo que explicaría la mezcla de elementos inconexos en los sueños.

Regulación emocional y pruebas neurocientíficas
La teoría de la regulación emocional sugiere que los sueños ayudan a procesar sentimientos difíciles. Popular Science citó investigaciones que relacionan el contenido onírico con mejoras en el estado de ánimo. Por ejemplo, personas recientemente separadas que soñaban con sus exparejas mostraron una recuperación emocional más rápida, especialmente cuando los sueños eran vívidos e intensos.
Otro abordaje científico reveló que quienes soñaban con eventos estresantes tendían a despertar con una actitud más positiva hacia lo ocurrido. Estas evidencias apuntan a que los sueños cumplen una función en la transformación del malestar emocional en resiliencia psicológica.
Además se identificó una correlación entre ciertos tipos de sueños y la reducción del miedo en la vigilia. Según los especialistas, quienes tienen sueños recurrentes con temáticas de temor muestran una menor activación de las regiones cerebrales asociadas al miedo mientras están despiertos.
Sueños y resolución creativa de problemas
Algunos expertos sostienen que los sueños pueden facilitar la resolución de problemas que resultan difíciles de abordar conscientemente. En este estado alterado, el cerebro estaría menos limitado por la lógica y más abierto a asociaciones creativas.
Existen ejemplos famosos: Mary Shelley habría soñado una escena clave de Frankenstein; el químico August Kekulé imaginó la estructura del benceno; y Dmitri Mendeléyev concibió la tabla periódica tras un sueño. Aunque anecdóticos, estos casos ilustran cómo los sueños podrían ser una vía hacia soluciones innovadoras.
Un fenómeno abierto a nuevas interpretaciones
A pesar del avance de las neurociencias y la psicología, no existe un consenso definitivo sobre el propósito de los sueños. El análisis de Popular Science planteó que podrían tener múltiples funciones, o incluso ninguna específica. La mente soñadora puede planificar, resolver conflictos, procesar emociones o simplemente enriquecer la experiencia mental.
El estudio de los sueños como fenómeno psicológico sigue siendo un campo dinámico, con nuevas perspectivas que abren puertas a una comprensión más profunda de la mente humana durante el descanso.
Fuente: Infobae