Cariño: Para la medicina y la psicología, las caricias cumplen un papel clave en el bienestar general.
Pregunta: Tengo 57 años. Mi marido y yo trabajamos todo el día, pero cada uno está en su mundo. Las familias viven en el interior y nuestro único hijo está en el exterior hace dos años. Nuestra vida sexual casi ha desaparecido. Vivo deprimida y con dolores de cuerpo. ¿Qué me aconseja? Irene L. Capinni, Merlo
Se considera como una necesidad primaria a la que resulta imprescindible para vivir y que no puede ser reemplazada por ningún otro recurso disponible.
Así, el alimento, el agua, el oxígeno y el abrigo son imprescindibles para el ser humano, ya que sin ellos o con una cantidad insuficiente no podría sobrevivir.
Pero otra necesidad primaria fundamental del recién nacido es que no puede subsistir sin la ayuda de los demás y sin recibir cariño, y que determinará, de manera inexorable, su desarrollo futuro como individuo.
Virginia Satir, una referente de la terapia familiar afirmaba: “El contacto afectivo es a las relaciones personales como la respiración al mantenimiento de la vida”.

Así como las neuronas cuanto más unidas e interconectadas se encuentren mejor funcionamiento cerebral generarán, los seres humanos necesitan estar vinculados con otros ya que su bienestar emocional dependerá del conjunto de relaciones de que dispongan.
La medicina y la psicología han demostrado, de manera exhaustiva, que el aislamiento, la soledad y la falta de afecto se asocia con mayor incidencia de depresión, dolores físicos, problemas cardiovasculares, deterioro de la memoria, consumo de drogas, miedos y peor evolución en enfermedades como el cáncer.
A la inversa, la ternura, las caricias y el cariño son importantes factores que disminuyen el estrés, el dolor y la ansiedad.
«El dar o recibir cariño implica la presencia de un vínculo emocional con otra persona y son los sentidos (vista, tacto, audición, olfato y gusto) los canales a través de los cuales esa conexión se establece».
Norberto Abdala, médico psiquiatra.
Para muchas personas resulta muy penoso estar o sentirse solas, a pesar de vivir en un mundo tecnológicamente sobredimensionado en recursos para conectarse.
Pero las relaciones con los demás hay que buscarlas y concretarlas ya que el ser humano está programado para ser social.
Cuando una persona se siente sola y no tiene los vínculos que necesita, se angustiará o deprimirá y creará un círculo vicioso ya que esa misma ansiedad o depresión no le permitirá buscar los vínculos que desea.
Afecto, en todas las etapas de la vida
La necesidad de cariño no tiene edad y se presenta en todas las etapas de la vida: infancia, adolescencia, madurez y senectud, aunque con frecuencia, las urgencias o rutinas diarias tienden a postergar atender las necesidades afectivas.

El dar o recibir cariño implica la presencia de un vínculo emocional con otra persona y son los sentidos (vista, tacto, audición, olfato y gusto) los canales a través de los cuales esa conexión se establece.
Todos disponemos de estas herramientas, pero hay que poder y querer utilizarlas.
Muchos de los problemas familiares o conyugales se deben a la desconexión emocional entre sus miembros por un mal uso de esas herramientas.
Algunas personas evitan vincularse con otras ya que temen sentirse dependientes, vulnerables, lastimadas, rechazadas o defraudadas al mostrar sus necesidades de cariño.
Otras, por el contrario, lo traducen a través de una demanda exigente y agobiante que puede generar rechazo.
Muchos de los problemas familiares o conyugales se deben a la desconexión emocional entre sus miembros por un mal uso de esas herramientas.
Norberto Abdala, médico psiquiatra.
Con frecuencia, son personas que han tenido vínculos tempranos distantes o escasos que les produjeron un vacío difícil de llenar.
Quizás sea interesante recordar al poeta persa Jalal ad-din Rumi: “Tu misión no es buscar el amor, sino descubrir todas las barreras que has creado en tu interior para no tenerlo”.
Fuente: Clarín